lunes, 12 de enero de 2009

Postal de cuyo











Un puñado de casas pobres
naranjas y oscuras,
pequeñas y bajas.
Sol furioso que aplasta,
que golpea incansable,
que al aire lo parte,
y al suelo lo rasga.
Afuera hay un hombre,
se desangra y desmaya.
A quien le importa que caiga
si de su carne putrefacta
crecerá de nuevo la grama.
Y si acaso grite
su oscuro grito se apaga…
Solo el silencio se ensancha,
atraviesa la tarde
y luego se marcha.